La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Susto

Y se te quebraba el corazón como una ecuación
Y cerraste los ojos para no ver a tus tres niñas
Y tu mujer a tu lado.
-Aguanta, aguanta, que ya llegamos.
Y apretabas los dientes para morder aquel palo que llevabas
En la boca el día que cuando niño te decidiste a saltar
A las dunas como tus hermanos mayores.
Y sólo veías un reloj imposible
Y una luz cegadora, tan cegadora,
Que sólo podía ser Dios,
Pensaste.
-Ayúdame,
dijiste.
-Ahora no, ahora es pronto. Sólo quiero ver crecer a las niñas, mis niñas.
Y el infarto no se detuvo, pero pasó a tu lado como una bala,
Que silbó fuerte,
Para descolocarlo todo,
Para que te dieses cuenta que vivir tan rápido sólo lleva a morir tan pronto.… Seguir leyendo

No

No suena el teléfono. Debe de haber tormenta, una de esas tormentas que lo llenan todo de caracoles. El día es de plomo. El equilibrista sigue con el pie en el cable de la luz. No hay en el puerto ningún barco de bandera desconocida con colores extraños. El pequeño escribió su primera frase al abrir los ojos como canicas:
-Son azules, igual que los de su hermana.
No suena el teléfono.
Te sientes como el enfermo que no termina de morir.… Seguir leyendo

Dejad que los niños…

Es zalamera. Como un gato que se lame las patitas. Y enseña las uñas como un tigre. Es una niña pequeña, seis años de niña pequeña. Se llama Raichu. Y mira todo con ojos nuevos. Se inventa un cuento: la concha mágica.
-Iba una niña por la playa y miró una concha que brillaba mucho. Corrió y la cogió. Era una concha mágica a la que le podías pedir deseos, diez deseos. No más. La tenía en sus manos y empezó a pedir los deseos: el primer deseo es que todas mis amigas me hagan siempre caso. El segundo deseo es que mis padres no me riñan…
-Eh, todos tus deseos son para hacer lo que quieres.
-Nooo. También quiero ir a Eurodisney y más vestidos rosas.
-Eres una pedichona. Eres como la niña repelente de Lillo y Stich.
-Nooo. Ella no tiene corazón debajo del pecho. Y yo sí, … Seguir leyendo

El generador

Junto a la prisión provincial, hay una aspa gigante. Es un generador de electricidad. A veces miras para el generador en los días de más viento y piensas que te gustaría que tu corazón se moviese a ese ritmo.… Seguir leyendo

Mar de lejía

Estás junto a la planta térmica. No tienes ganas de cazar patos radiactivos en la laguna industrial. Los patos radiactivos son negros, cenizos. Miras hacia las olas. Hay un mar de lejía, batido. Entre las olas, unos surfistas parecen tiburones de plástico que remontan lo imposible. Somos lampreas que remontamos lo imposible. Estás perdido y desencantado de haberte conocido. Tu madre está entre los rayos y los truenos de la mente. Otra vez, una niña tumbada en un sofá, atada a un sofá. Sin viajar a ninguna parte.
-Estoy al borde del precipicio, al borde, repite angustiado, atragantada por el llanto infame de quien no tiene más objetivo que la triste tristeza.
La mente es química. La parte química de la mente no tumba. No soportas ver a tu madre así. Le escuchas algo que te deja paralizado.
-La culpa de todo es no haber sido yo. No haber sido … Seguir leyendo

Retrato

Los mayas creen que está próximo un desastre.
El horóscopo dice que toca el cambio,
Que pidas un deseo en un plenilunio.
Quieres escribir como un niño un diccionario de ángeles.
O al revés.
Escribir como un ángel un diccionario de niños.

Te tumbas en la hierba de Moralia
y ves las copas de los árboles
Que se agitan como nubes,
Extrañas nubes.

Te sientes fatal.
Tienes algo en el pecho,
En el medio del pecho, un agujero, una moneda
De plata, El frío de una moneda de plata en el medio del pecho.… Seguir leyendo

Mensaje

Te cuentan una historia de amores rotos, de corazones pisoteados. Escuchas a Jim Morrison sobre un coche gritar: sólo sois un ejército de soldados de plástico. Te gusta el diseño de una camiseta verde. Dice: persona. Cada vez hay menos personas y más robots que van a dónde les mandan. Replicantes que no improvisan nunca. Improvisar da miedo. La diferencia acojona. Somos una pasta de mediocres que no sabemos dónde tenemos el alma.… Seguir leyendo

De hijos

Son distintos: un día con luz y una noche estrellada. Donde Raichu es inquieta, Rasec es una balsa. Donde Raichu es deriva. Rasec parece un pilar. Raichu es imprevista, tempestuosa, cálida, radiante, una centella, fugaz y duerme como un muerto. Rasec es tranquilo, pausado, calma, bondad, sonrisa frente a risa, pero duerme con un ojo abierto. Como un centinela de guardia. El sueño que tiene uno encaja en el carácter del otro. Son las extrañas combinaciones de la ciencia genética. Raichu es morena, oscura, casi zaína. Rasec tira a rubio. Los dos tienen los ojos achinados de la madre. Los dos tienen el carácter de la madre. Se paran con todos, hablan con todos. No huyen el encuentro. Les va la gente, la calle. Donde uno es silencio, la otra es llanto. Donde uno es sonrisa beatífica, la otra es risa histriónica. A él le encanta la fruta, ella no … Seguir leyendo

Iam y Arrakeen

Arrakeen es una ciudad en ningún sitio, peraltada sobre el mar. Es una ciudad al norte, como cualquier otro lugar al norte. Es bello y hermoso. Es un sitio de nieblas en el que luce el sol. Está frente al océano, y en medio del océano. Arrakeen es un lugar para vivir y para morir. Como todos. Un escritor dijo que Arrakeen es la cubierta de un trasatlántico de lujo. No le sé. Arrakeen para mí es un escenario para escribir.
Iam es el lugar en el que trabajar. Está en las afueras de Arrakeen y es un lugar para ir y trabajar. Tiene un molino de viento. Junto a él te sientes como un quijote más. Tiene una laguna con unos patos enormes. Tiene un central térmica. Y una playa con dunas. Y mar abierto, un horizonte de sal.
Ikachu es un hombre sin brújula, perdido. Un hombre de … Seguir leyendo

Cenizas de San Juan

Te arrastras hasta Iam. Allí está la prisión. El cielo está velado por las nubes. No es verano. Nunca va a ser verano. Sólo tuviste el intermedio de la noche de las hogueras. Ardió la playa. Ardió la ciudad. Fue una maravilla. Y la niña con los ojos abiertos como platos. Y la niña que descubrió el fuego como hace miles de millones de años. Y las olas que lamían la arena.
Y ella:
-Quiero una alga. Quiero una alga.
Y el trozo de alga que, húmeda, palpitada en su mano de cría.
Te gustó ir hasta allí. Otra vez en un barrio de Arrakeen. Las rocas, la torre a los lejos. Miles de personas en las playas con el fuego entre ceja y ceja. Y saltaste la hoguera con la niña.
-Tienes que pedir un deseo.
-Vale lo pido. Pero no lo digo. No lo digo, para que se … Seguir leyendo