La noche de los mocos
Fue terrible. Sucedió hace varios días. Montse contrajo su primer catarro en forma y, por primera vez en su corta existencia, la vimos desganada y triste. Todo empezó con unos inocentes moquitos que asomaron tímidamente por su nariz. Ella, curiosa, se tocó la parte superior del labio gritando su ya tradicional frase-himno: «Este, este, este».
Al principio pensé que sería pasajero e intenté inútilmente de enseñarle a sonarse la nariz: «No, no, no… No, mamáaaaaaa», fue lo que recibí por respuesta. Sin pensarlo dos veces, eché mano a un aspirador nasal que habíamos comprado meses atrás. Las instrucciones del empaque eran bastante optimistas: Coloque el tubo blando en la nariz del bebé y aspire fuertemente por el otro lado.
«Esto está chupado», pensé ingenuamente. Lo que la caja no ponía es cómo convencer a una niña de 17 meses (pero con la fuerza de una de tres años) de que … Seguir leyendo