La Voz de Galicia
Aprendiz de madre
El blog de la crianza y la conciliación
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El secreto del boom de los tutoriales de Youtube es que permiten a cualquier mortal con Internet conseguir sus 30 minutos de fama a golpe de visitas. Los hay para todos los gustos: desde el paso a paso de cómo reparar el botón home del iPhone hasta cómo conseguir el peinado perfecto en cinco minutos y sin lavarse el cabello. El lado oscuro de todo esto es que los menores también tienen acceso a estas herramientas y pueden fomentar conductas por lo menos preocupantes como el caso de la niña Barbie que arrasa en la Red o el de Venus Palermo, una quinceañera británica que saltó a la fama por revelar al mundo sus secretos para convertirse en una «adorable muñeca con estilo oriental». Algunos de sus vídeos superan los 15 millones de visitas.

Claro que para conseguir su objetivo la menor alterna capas y capas de corrector con maquillaje base, pestañas postizas, pintalabios, sombra de ojos y lentillas (para lograr «mayor profundidad en la mirada»).  A mí me da un poco de apuro porque, ¿en realidad necesita una niña de 15 años pintarse como una puerta para verse guapa?  ¿De dónde viene ese afán de muchas adolescentes de aparentar ser lolitas japonesas?

Y no solo eso, la quinceañera enseña también a sus seguidores la forma de utilizar el maquillaje para convertirse en «adorables cachorritos». Supongo que en el universo paralelo de las hormonas desenfrenadas el rollo «quiero parecer perrito» está muy bien cotizado.

La madre de Venus Palermo sale en defensa de la pequeña. «Su rostro parece el de una muñeca y si a ella le gusta yo no tengo problema con eso. Es mejor eso a que quede embarazada. Estaría más preocupada si ella llegara a casa ebria o drogada», asegura Margaret Palermo. Desde luego que si las opciones son A)Megapintadacomounapuerta y B)Drogasyembarazonodeseado, no hay que pensárselo mucho.

Yo es que como madre de una de cinco me aterra pensar que eso que muchos llaman moda o «comportamiento inofensivo» pueda azotar con fuerza y convertirse en tendencia. Ya me vale con la sombra amenazante de las «Beliebers» y las «Directioner», todas ellas adolescentes que se pasan el día en el ordenador intentando convertir a sus respectivos ídolos, Justin Bieber y One Direction, en Trending Topic.

Y bastante miedo me da la mía que está empezando a desarrollar una leve fijación por las Monster High y que ha cambiado adjetivos como «chulísimo» por «divino de la muerte». Creo que la brecha generacional está empezando a hacer mella en mí.